Una decisión difícil de entender

Partiendo de la plena aceptación de que todos los seres vivos tienen derecho a la vida; y que los mismos ejercen diferentes roles, a veces difíciles de observar por el ojo humano, que explican los muchos procesos biológicos que acontecen en la naturaleza y que todos son susceptibles de sufrir bajas poblacionales cuando las acciones incontroladas del ser humano se potencian sin medida y sin control manifestamos:

El lobo ibérico, que desde tiempos inmemoriales ha vivido, vive y seguirá viviendo en constante y permanente lucha con el hombre, ejerce un rol fundamental y muy importante en la pirámide ecológica. Su puesto, en la parte superior de la misma, le permite ostentar un cierto status de supremacía al controlar al resto de animales que la componen y evitar por tanto que las poblaciones de los mismos se disparen provocando severos daños en el ecosistema. El problema acontece cuando este animal, astuto y con un sentido de supervivencia asombroso, preda sobre el ganado doméstico (especialmente sobre el vacuno, ovino/caprino y equino) que pastorea en rastrojeras, montes, prados y pastos de montaña provocando estragos ya no sólo por el número de bajas sino también por el daño que provoca en hembras estantes y paridas y crías de primera edad porque son más fácil de matar que la esquiva pieza silvestre.

El lobo, el “fantasma matador”, como le denominaría el Dr. Rodríguez De la Fuente, es una especie animal a la que proteger para siempre ya que forma parte de nuestro rico patrimonio faunístico; y la mejor manera de defenderla y protegerla es con la práctica correcta de la actividad cinegética porque no debemos nunca olvidar que la caza bien practicada es el mejor medio y método de conservación de las especies.

El lobo fue perseguido otrora, sin tregua ni cuartel, hasta dejarlo con innúmero escaso de manadas refugiadas en parajes recónditos de difícil acceso. Gracias a la labor de cuenticos y naturalistas para concienciar a la sociedad de que era necesaria su presencia, al abandono de las aldeas y pueblos, la reforestación de terrenos y al “boom” demográfico de poblaciones de herbívoros silvestres fue recuperándose en número y reconquistando terreno, muy especialmente en todo el cuadrante noroeste, hacia el centro y sur de la península. Hoy en día podemos contemplar a este bello animal en casi todo el territorio nacional, excepto en las ínsulas, y sus poblaciones siguen aumentando. EL LOBO NO SE ENCUENTRA EN PELIGRO DE EXTINCIÓN HOY EN DÍA EN ESPAÑA. En muchos pueblos de Galicia, Asturias, Cantabria o Castilla y León nacen más lobos que niños al cabo del año. Esa es la realidad.

En el medio rural el rol que desempeña el subsector pecuario es clave y fundamental para la supervivencia. La ganadería, intensiva o extensiva, es vital porque crea unidades de producción; ofrece mano de obra; posibilita la incorporación de jóvenes y mujeres al subsector; alberga planes de mejora; es mejorada con la aplicación de la técnica y de la tecnología y de la I+D+i; están interrelacionada con los otros pilares del sector agrario y porque el proceso fabril industrial está adherido a la misma, con lo que los nuevos productos y subproductos a obtener están garantizados y por ende la supervivencia de muchos de nuestros pueblos. El ganadero de hoy en día es un profesional como la copa de un pino que está preocupado por sus animales, por su bienestar, por el medio ambiente y por producir alimentos que sean útiles a la sociedad. Si al complejo y complicado mundo en el que vivimos le añadimos la incertidumbre del contexto socio-económico en que vivimos, la volatilidad de los precios, y los desajustes de la cadena de valor, por poner sólo algunos ejemplos, el panorama que tenemos es preocupante. Desde aquí todo nuestro apoyo a los ganaderos españoles que realizan un trabajo duro con mucho esfuerzo y sacrificio y que producen alimentos de los que podernos sentir satisfechos y orgullosos.

La decisión tomada por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico de considerar al lobo especie protegida y anular su caza en toda España es una decisión errónea que va contra los intereses de nuestros profesionales pecuarios y por ende de nuestro sector agrario y medio rural y que lo único que puede producir es un retroceso en el camino andando hasta la fecha en la relación lobo-hombre-ganado. La imagen idílica con la que algunas personas sueñan de ver nuestras montañas, prados y praderas repletas de vacas, caballos u ovejas durante buena parte del año no será posible gracias a esta medida; lo más paradójico de todo es que quiénes quieren ver a los animales “libres” durante casi todo el año quieren que el lobo campe a sus anchas y no se cace de manera controlada. Nadie en su sano juicio desea que el lobo desaparezca de nuestra península; lo que se desea es que su número sea tal que permita la convivencia junto al ganado porque ambos se han necesitado, necesitan y necesitarán, huyendo de lo radical y sectario ofreciendo soluciones consensuadas y oportunas entre TODOS los colectivos implicados y basándose en criterios científicos, técnicos y económicos.

Desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Agrónomos y la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos pedimos a las partes implicadas que se sienten en la mesa a dialogar y a buscar una solución a este tema de gran trascendencia y calado para nuestro sector agrario y medio rural, incluyendo en dicha solución unas medida para resarcir económicamente a los ganaderos afectados, de manera que sean unos trámites sencillos y rápidos que conlleven una respuesta ágil y proporcionada que compense las perdidas acaecidas y permita a los ganaderos y mantener su nivel de vida.

Nota de prensa ANIA y CGCOIA